sábado, 20 de diciembre de 2008

Saqué boleto de ida

... pero tengo el de vuelta también.

Nota sobre la mesa: ¡Tengan un excelente 2009! No me esperen despiertos... o sí.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Game over

Apuntó al corazón y disparó. Fue como terminar con su dolor, como decir "aquí estoy". Por un segundo dudó, pero al fin se convenció. No estuvo mal jugar con su verdad, no fue por azar.

Él, confundido, abrió sus ojos y enmudeció. Fue un instante de agonía que en el tiempo se desvaneció. No preguntó por su error, pero ella se lo recordó. No hizo falta nada más, fue sólo aclarar.

Sólo él sabe lo que cruzó por su cabeza en esos dos minutos treinta. No sé si le dolió, seguro no le importó. Ella entendió tiempo, él asumió silencio. Ella rompió contrato, él dijo no necesitarlo. Ella firme, él desconcertado.

Las reglas cambiaron. El tablero se dio vuelta. El juego ha terminado.

29/11/08

lunes, 17 de noviembre de 2008

Gris

Llueve. Una vez más, llueve.
Y parece eterno el gris del cielo.

Es la misma ventana,
la misma hora,
la misma sombra.

Duele.
No sé por qué
duele...

Y llueve.
No sé por qué.

23/10/08

sábado, 1 de noviembre de 2008

Vivo

Sin las preocupaciones que me atormentaban hace no mucho tiempo, sin mochilas pesadas y añejas, sin culpas propias ni ajenas. Sin permisos ni prohibiciones. Sin jaulas ni ataúdes. Sin ataduras aparentes, recién ahora me relajo.


Tengo tiempo, tengo ganas, tengo fuerza y tengo alma. Tengo (casi) todo para buscar lo que vine a buscar. Dejo atrás un mundo, entro a otro nuevo. Aunque a veces dudo o temo, tengo la esperanza de hacer realidad mis sueños. No voy a mirar hacia atrás, ni siquiera para recordar. No quiero acarrear muertos ni dolores ajenos, aunque a veces sienta que viajan conmigo. Esta vez no voy a permitir que lo que me condicionaba me siga y me persiga.


Voy a dejar todo lo viejo atrás. Voy a quemar todo vestigio de aquel pasado estruendoso y voy a renacer. Comprendí que era presa de aquella escena monocromática, repetida e invariable, y en el acto siguiente me liberé. Me pareció oír en ese mismo momento un canto a la libertad misma, un himno al respeto por mis decisiones.


Hoy, por fin, vivo y lo sé.


Algo comienza cuando termino de escribir esto.

13/03/08

domingo, 19 de octubre de 2008

Eterno

Sé que es la tormenta y no tu abrazo lo que está por llegar.
Sé que no son mis ojos sino el cielo el que está por llorar.
Hay un vacío... y no da para más.
Hay un árbol que se está por secar.
Espera la lluvia, espera un suelo...
se vuelan sus hojas con el soplo del viento.

Es frío, es cierto.
Hay una escalera que eleva todo al cielo.
Ella insiste, él lo niega.
Hay ojos que no tienen lamentos.

Es cobre, está muerto.
Apenas si se ve con la luz del cielo.
Es un reflejo entre penumbras de un cielo muerto,
de un cielo eterno.

Es gris, es austero.
No hay excesos.
Es el horizonte el que se aleja mientras espero.

Hay verde al pie del árbol.
Es vida lo que nace de ese suelo.
Es puro aquel blanco que se esfuma con lo incierto...
en lo eterno de su cielo.

viernes, 3 de octubre de 2008

El rompecabezas

Yo sé que las piezas encajan porque las vi caerse y desaparecer, enmohecerse y encender... difiriendo fundamentalmente.

La llama que avivó el fuego ha quemado un hoyo entre los dos, así que parecemos no poder alcanzar un final ni continuar... al menos no hoy.

Yo sé que las piezas encajan porque las vi derrumbarse. No hay falta, nadie a quien culpar. Pero desearía señalar con el dedo, culpar a otro, culparte... ver cómo esto se viene abajo para reunir las piezas y juntarlas de nuevo. Redescubrir.

Hubo un tiempo, cuando las piezas encajaban... pero yo te vi caer y desaparecer, enmohecerte y encender. Estrangulados por nuestra vehemencia.

He hecho la matemática suficiente para saber los peligros de nuestras especulaciones. Condenados a desmoronarnos. A menos que crezcamos.

Ese frío del silencio tiene una tendencia a atrofiar cualquier sentido de compasión entre nosotros, cualquier posibilidad de continuar.

Yo sé que las piezas encajan. Yo sé que el rompecabezas puede armarse y que tiene guardado un lugar para cada pieza que se nos extravió. Sólo hay que buscar las piezas, juntos.

viernes, 19 de septiembre de 2008

La lluvia no ha terminado

Esta mañana he despertado con el sonido de la lluvia. Han sido esas gotas cayendo del cielo quienes han hecho que deje de dormir. He abierto mis ojos y he mirado por la ventana esa nubosidad gris que se extiende más allá de lo que puedo ver y me he perdido en ella. No ha sido difícil encontrarme en las lágrimas del cielo... he compartido su pena y he dejado que mis ojos se nublen como él.

Me ha parecido tan sólo un momento pero el reloj dice que han sido horas. Me engaña. Siempre lo hace. Fue un instante, puedo asegurarlo. Y en ese instante no he visto nada. La vista se me ha nublado y el alma se me ha escapado. Apenas he podido escuchar el ruido de las hojas de los árboles bailando con el viento. Ha sido un secreto. He compartido con el viento el secreto del silencio. Me ha contado su verdad. Esa que nadie quiere oír, esa que todos quieren callar.

He visto la calle casi inundada y a un pequeño jugando. El sueño me ha engañado, no estaba jugando. ¿Qué haría un niño jugando con basura bajo la lluvia? ¿Qué buscaría un niño en ese cesto un día tan frío? ¿Acaso lo que otros encuentran en su hogar? Lo he observado detenidamente y he alcanzado a ver sus pies descalzos y su cuerpo entero mojado. Está solo. No parece esperar a nadie tampoco. Se ha sentado en la entrada de una casa, con la mirada perdida en el cielo. ¿Buscará allí algún consuelo? Se ha quedado inmóvil. La gente que pasa enfrente suyo ni siquiera lo ha notado.

Me ha dolido verlo así, tan indefenso. Así que he tomado mi abrigo y he salido a buscarlo. Mas no lo he encontrado. Debió haberse marchado bajo la lluvia... la misma lluvia que lo trajo hasta mi ventana y la misma lluvia que sigo viendo desde mi cama.

Ahora pienso que no es la misma lluvia. Ahora noto que algo ha cambiado. Ahora ya no estoy tan segura de que mi cielo sea el mismo cielo de aquel pequeño. Ahora dudo de mi deseo. Ahora pido por el suyo porque sé que cualquiera que sea, lo espera con más vehemencia que yo.

Y han pasado tres horas según marcan las agujas del reloj. La lluvia no ha cesado, siguen cayendo esas gotas que tanto extrañaba. Ahora espero. Espero que aquel pequeño haya encontrado lo que buscaba en el cesto. Porque la lluvia no ha terminado y debe sentirse desamparado.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Podría

Podría haber dejado todo como estaba, sin importarme nada.
Podría haberte dicho que te quiero con el alma,
y haberte gritado que te quedaras, para nada.
Podría haberte explicado cada silencio y cada palabra.
Y seguir sin entender nada.

Podría haberte mirado a los ojos como nunca,
y seguir queriéndote como siempre.
Podría haber esperado, y quizás nada más hubiera pasado.

Tirarme en la cama y sólo escuchar el sonido del alma.
Podría haberle dicho al corazón que se callara
y haberme quedado con las ganas de mirar el alba.

Podría haber exagerado y amenazado con la muerte.
Y morí. Pasó. La muerte del alma, es muerte en su esencia.
Tenía que desaparecer y lo hice.
Soy mucho más de lo que era hace cien años, en mi otra vida.

martes, 26 de agosto de 2008

Intenta y verás

Intenta justificar mis mentiras y verás que no puedes. Verás que es imposible y que no quieres seguir mi juego. Porque ni siquiera yo quiero seguir con él. Verás que no todo es eterno y que con esto ya ni yo misma me entretengo.

Intenta olvidar todo y verás que no existe el olvido. Verás que olvidar lo malo también es tener memoria. Te darás cuenta de que a veces mentía, y que lo hacía por amor. Comprenderás que nunca supe amar y que amé no hacerlo. Intentarás saber por qué lo hacía y comprobarás lo que digo, que fue todo una vil mentira. Un triste juego de azar. Un engaño del destino y una lágrima más derramada sobre la almohada.

Intenta volver y querrás escapar. Con algo de suerte y un poco de astucia tejerás artimañas y lograrás correr sin que me de cuenta. Así como lo hice yo alguna vez. No mires hacia atrás, es engañosa esta mirada y tal vez te tienten estos ojos llorosos y mi voz quebrada.

Escucha los alaridos de tu egoísmo y obedécelos. Vete. Vete pronto. Antes de que sea tarde. Huye del eventual dolor. Huye de mí. Te haré daño. Aún sin quererlo, te haré daño. No importa cuánto te ame, lo haré. Lenta y suavemente, te lastimaré.

Intenta quererme y acabarás lamentándote. Acabarás maldiciéndome. Estás a tiempo, vete ya. ¿Qué? ¿No ves? Me encuentro tirada sobre el suelo, sangrando y siendo víctima de mis propios errores, y todavía intento salvarte. Camina hacia la puerta, no mires hacia atrás y, por favor, cierra cuando salgas. Respira hondo y piensa que acabas de evitarnos una desilusión.

Intenta acercarte.

Verás muerte.

Sólo inténtalo y verás.

Verás lo que no quieres ver.

domingo, 17 de agosto de 2008

Esa noche

En el suelo se quedó dormida, tan quieta como traviesa. Inquieta. Se sumergió en el mar de los sueños, en ese inmenso lugar donde todo es posible y cada detalle cobra un significado propio y diferente, ajeno a lo real.

Esa noche fue una más. Una noche más, de esas que son para no olvidar. Soñó con él una vez más, con su sonrisa, con sus ojos, con su cándida mirada. Se sentía tan plena, tan llena, tan enamorada que nunca se dio cuenta de que todo era un sueño. Ni aun la mañana siguiente, cuando abrió los ojos y encontró su cuerpo frío desparramado en el piso.

Debió pensar que él había estado allí con ella durante toda la noche porque, al abrir los ojos, lo único que alcanzó a decir, entre suspiros, fue "¡te extrañé tanto... gracias por volver a mí!".

Desde esa noche, ella cree que él sigue a su lado, que la acompaña cada vez que cierra los ojos. Y por eso su cama siempre está tendida, porque desde esa noche, ellos duermen en el piso, como la primera vez...

Y todo porque esa noche, ella soñó con él.

sábado, 9 de agosto de 2008

Ilusión

Me abrazaste y el mundo entero se borró. Ya nada más existió… no hubo miedos, no hizo frío, no hubo más que lágrimas de amor. Te miré fijamente a los ojos y cerré los míos. Me besaste y el universo se esfumó. No hizo falta nada más, todo desapareció. A la luz de aquella luna quedamos solos, vos y yo.

En silencio, le pedí a la vida que no me dejaras nunca, que si algo tenía que perder fuera la cordura. Que si algo tenía que llorar, que no fuera tu ausencia. Que si por algo tenía que sonreír, que fuera por vos. Le pedí a tu estrella que fuera también la mía y que nunca dejara de brillar. Recé para que nada de esto terminara, para que siempre estuvieras conmigo y nunca me faltaras.

Lo pedí con vehemencia pero callada. No me escuchaste, mas cuando abrí mis ojos me mirabas con una ternura que nunca antes había visto en vos. Besaste mi frente y juraste que ibas a morir a mi lado. Sentí mi vida en tus manos.

Vi mi alma entera mirándose en tus brillantes ojos y en los míos viste la tuya. Nos perdimos juntos en aquella ilusión y no hizo falta nada más. Fue empezar a amar.

viernes, 1 de agosto de 2008

Punto de partida

Las manos le lavaron el rostro y las palabras le despertaron el alma dormida. Advirtió entonces que las cosas habían cambiado de una vez y para siempre, que su vida acababa de dar un giro contundente y que ella misma, ahora, era otra.

Había experimentado la emoción de oír a un alma en una sencilla y acaso perspicaz frase. A partir de allí, había empezado a buscarse y, sin dejar de hallarse, no se encontraba. La verdad estaba al alcance de sus ojos, pero algo le impedía verla.

Su protesta, justa pero sin piedad, le provocó el disgusto que le causaban las negociaciones de la existencia en su propio corazón. La discrepancia entre lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira, la razón y el corazón, parecía jamás acabar. La disputa interna se hacía cada vez más intensa.

Con el sello de lo inesperable, cada cosa que ocurría a su alrededor se iba penetrando en su corazón, aún sin saberlo. Sentada sobre el suelo, acariciándole la frente, fijos en él los hermosos ojos, fuentes de un llanto silencioso que le bañaba la faz, concluyó al fin en cerrar una etapa de su vida sellada por el dolor de las ausencias y dar comienzo a una nueva, esa misma noche, dándole rienda suelta a los sentimientos que dominarían su corazón de ahí en adelante.