jueves, 26 de marzo de 2009

En tres tiempos

Si ves al futuro, decile que se apure, que lo estoy esperando desde hace cien noches. Convencelo de que es mejor que el presente pero aclarale que algún día él también será pasado. Decile que lo sueño, que lo quiero, que lo espero. Rogale que no tarde, contale que lo espero, que no le tengo miedo. Mostrale mi foto y ojalá me recuerde cuando pase a mi lado. Que no se olvide de llevarme con él.

Si ves al pasado, decile que no vuelva. Que ya fue presente y, alguna vez, también futuro. Explicale que su tiempo ya pasó y que de él sólo quedan algunas cenizas en mí. Recordale algunos gestos, algunos abrazos, algunas caricias. Tarareale esa canción que tanto le gustaba. Hacelo. Hacelo para que vea que soy fuerte y no voy a caer en sus garras. Gritale en la cara que pude escurrirme de tantas artimañas y me liberé. No seas cobarde, decile que lo dejé por mi presente.

Al presente no le digas nada. Sólo amalo, lloralo, sufrilo… vivilo. No le tengas miedo, no te quedes con la duda. No cierres los ojos si no vas a volver a abrirlos. Miralo fijo pero no tanto… permitite ver más allá, proyectá el futuro, recordá el pasado. Que te sirva. Que nada te detenga.

Vivilo en tres tiempos. Disfrutalo en uno, a todos juntos.

jueves, 12 de marzo de 2009

"Que sueñes con los angelitos", le dijeron una vez cuando era chico. Y él, como si fuera una orden, pasó toda su vida buscando un ángel con quien soñar. Pasaron los días y las noches, los meses y los años... pasó una vida entera sin ton ni son, hasta que encontró a su ángel.

No lo pensó dos veces y fue a dormir con él. Con ese ser que sin tener alas le hacía sentir que volaba, que sin ser un hada estaba cumpliendo su sueño... que sin ser un ángel, le hacía sentir que lo era.

Esa noche, sin dudas, fue la mejor de su vida.

Pero a la mañana siguiente, cuando despertó, su ángel ya no estaba. Su ángel, el ángel de sus sueños, el que tanto había esperado, con quien había dormido y soñado la noche anterior, ya no estaba a su lado.

Desde ese mismo día, recorre las calles de su ciudad gritando, enloquecido y sin consuelo, "¡Dios es un sádico, sépanlo!".